En la última década se han dejado ver más los trabajos en pro al turismo sustentable; desde el gobierno en su más alto nivel plasmados en los planes sectoriales, los prestadores de servicios turísticos implementando prácticas ambientales y acciones sociales y por supuesto el turista.
Los visitantes forman una parte fundamental para que lo anterior se lleve a cabo de una forma equilibrada ya que son los que demandan los servicios turísticos, conviven con la comunidad local y realizan las actividades en los destinos. Y si bien el viajar, la recreación y el ocio son un derecho, también tenemos obligaciones que cumplir al realizar dichas actividades.
La Organización Mundial de Turismo propone una guía para el turista y viajero responsable la cual se basa en ocho puntos alineados al código ético mundial para el turismo que se pueden agrupar en tres ejes: el respeto al medio ambiente, patrimonio cultural y comunidad local e información.
En cuanto a la relación con la comunidad local y el patrimonio la OMT recomienda tolerancia, respeto y observación a las tradiciones, prácticas sociales y culturales así como al patrimonio artístico, cultural y arqueológico. También invita a incentivar el desarrollo económico a través de la compra de artesanía local y el pago justo por esta.
El respeto a los derechos humanos es un punto relevante haciendo énfasis en no fomentar la explotación sexual infantil. Sugiere al viajero informarse de las leyes vigentes en el destino, de la situación sanitaria y el acceso a servicios consulares y de emergencia con la finalidad de tener un viaje seguro.
Finalmente en el aspecto medioambiental propone la conservación del entorno natural protegiendo la flora y fauna y la no adquisición de productos elaborados a partir de animales o plantas en peligro de extinción.
A nivel nacional encontramos el decálogo del turista que como su nombre lo dice engloba diez recomendaciones. Algunas de ellas son: Planificar el viaje con información importante del lugar, demandar proveedores turísticos responsables, contribuir a la conservación del medioambiente a través de minimizar la generación de residuos, informarse acerca de los ecosistemas sensibles para causar menor impacto y no extraer flora y fauna del lugar así como artículos culturales de lugares históricos.
También invita a la compra de productos hechos en la región, conocer las culturas, costumbres y gastronomía del lugar e informarse y respetar los reglamentos y disposiciones del destino.
Es un hecho que hoy en día cada vez hay más visitantes que buscan conocer y vivir los destinos de una manera más consciente, sin embargo, más que una tendencia debemos de adoptar un estilo de viaje responsable, al fin y al cabo debe existir una simbiosis entre lo que el destino ofrece al turista y lo que el turista también termina aportando al destino.