Hace poco me encontré en medio de una discusión acerca de la empresa AirBnb versus la hotelería tradicional. Todos los argumentos eran válidos, pero también es cierto que algunos carecían de fundamento e información como la propuesta de que los hoteles no paguen impuestos o bajen sus tarifas. Así que no quise dejar de investigar y he aquí los puntos más relevantes al respecto.
Como comentamos en el artículo anterior, Turismo p2p, la economía colaborativa en la industria de hospitalidad y turismo tiene un gran potencial de crecimiento en los próximos años y es una realidad que está transformando la industria de alojamiento. Sin embargo, debemos de entender que más que una competencia son otra oferta de alojamiento con características diferentes y que se han adaptado a las necesidades del consumidor actual.
Uno de los temas más polémicos es que empresas como Airbnb, Hotel Urbano, y By Hours por mencionar algunos, son una competencia desleal para los hoteles ya que no existe una regulación uniforme en materia de impuestos para dichas empresas. En nuestro país, solo algunos estados exigen el cobro de impuestos sobre hospedaje (3%) como son Quintana Roo, Ciudad de México, Sinaloa y Yucatán. Actualmente, el gobierno federal y las administraciones estatales están evaluando unificar el cobro de este impuesto y obligar a los particulares que rentan sus casas a retener y declarar el impuesto al valor agregado.
Como consecuencia de esta falta regulatoria, así como la diferencia tarifaria, algunos hoteles han tenido que bajar sus tarifas. Un estudio realizado por la Universidad de Boston señala que por cada aumento de 1% de la oferta de Airbnb en una ciudad, los hoteles pierden un 0.05% de sus ingresos y los hoteles más afectados en ocupación son los hoteles pequeños, independientes y low cost.
Aunado a lo anterior, otro tema que está sobre mesa es la regulación en cuanto a la ubicación y seguridad de las propiedades, ya que, en países como España, han manifestado inconformidad en los complejos habitacionales particulares acerca de los inconvenientes de arrendar casas o departamentos bajo este esquema. Respecto a la seguridad, se han detectado cuentas falsas y fraudes. Nueva York, por ejemplo, aprobó una nueva ordenanza que exige a las plataformas compartir con las autoridades nombres y direcciones de los anfitriones para mitigar este problema.
En Quintana Roo, la secretaría de turismo de ese estado también evalúa la posibilidad de regular a parte de los impuestos, limitar la oferta de alojamiento colaborativo en determinadas zonas para garantizar la seguridad y disponibilidad de transporte a los huéspedes y operar solo durante 180 días al año.
Otro tema en cuestión es en relación con los beneficios económicos que lleva consigo esta modalidad, ya que ha permitido ingresos adicionales a particulares, pero no genera el mismo número de empleos que un hotel y esto nos lleva a la diferencia tarifaria de éstos últimos que puede llegar a ser hasta el doble de lo que se paga en un alojamiento colaborativo pero los servicios obviamente no son los mismos. En un hotel se paga a parte de la renta de habitación otros servicios como a los recepcionistas, camaristas, meseros, mozos de áreas públicas, entre muchos otros, así como las instalaciones propias del hotel como alberca, salones, restaurantes, gimnasio, solo por mencionar algunas.
Finalmente, la expansión y crecimiento tan acelerado de estas plataformas es debido a que éstas no tienen que invertir en tiempo ni dinero para construir nuevas habitaciones como en el caso de los hoteles, y el costo por agregar o eliminar propiedades de particulares tiene un costo marginal casi igual a cero.
En contra o a favor es una realidad que es el futuro inmediato de la industria de alojamiento. Inclusive Airbnb ya incluye en su oferta otros servicios como el de experiencias y restaurantes, así también ya hay un hotel independiente que oferta sus habitaciones solo a través de esta plataforma.
Por lo tanto, lo que es de suma importancia es trabajar en la regulación de los puntos abordados anteriormente para que sea una competencia sana y puedan coexistir ambas modalidades de hospedaje, teniendo en cuenta que también la hotelería tradicional debe de trabajar en las estrategias a implementar en un futuro para satisfacer las necesidades de una nueva demanda.
The Rise of the Sharing Economy: Estimating the Impact of Airbnb on the Hotel Industry. Zervas, Procepio y Bayers. Boston University, 2016