Recientemente estuve visitando un destino turístico con alguna frecuencia por el motivo de desarrollar un estudio para obtener la identidad del mismo y con base a esta poder determinar una serie de acciones alineadas que permitan definir su futuro, misión y visión, así como su ADN. Fue un proceso sumamente enriquecedor y participativo por los diferentes actores del destino, aprovecho este espacio para agradecer su generosidad y participación.
Independientemente del destino que se trate (en verdad no es relevante), pudimos constatar una de las realidades turísticas del país y descubrimos otra más, misma que no teníamos tan identificada. La primera es la hotelería que utiliza el modelo del All Inclusive. Como sabemos, el All Inclusive es una respuesta de la hotelería a una necesidad del mercado, en donde los turistas saben de antemano el precio que van a pagar por el hospedaje y en la misma tarifa se incluye una gama importante de alimentos y bebidas. De esta manera, el turista sabe desde el principio el costo final de su viaje, no hay sorpresas y no hay cambios tampoco.
En muchas ocasiones se asocia el All Inclusive con comida masiva barata y bebidas alcohólicas de baja categoría en hoteles que tienen varios cientos de habitaciones y en donde se reciben a turistas muy sensibles al precio. Inclusive se ha hablado de que este tipo de servicio (habitación y alimentos todo incluido) se está commoditizando en donde el turista que las consume le da lo mismo estar en México, Bahamas, Cuba u otro destino competidor. La forma de venta es por medio de touroperadores masivos en Estados Unidos, Canadá y Europa en donde el precio por noche es extremadamente bajo (inclusive inferior a los 50 dólares la noche) y la gran mayoría de esta ganancia se queda en el extranjero y no se filtra a las comunidades locales. La calidad de estos turistas no es muy alta tampoco y ya he cuestionado en este mismo espacio si es el turista que queremos atraer en México. Como una evolución natural de este modelo, ahora podemos encontrar All Inclusive de alto nivel adquisitivo en donde son hoteles más pequeños, la calidad de la comida y la bebida es mejor, entre otros. Los hay solo para parejas, solo para adultos, para la comunidad GLTB, entre otros.
Bajo el argumento de la poca derrama económica que dejan estos turistas ya que al tenerlo todo adentro del hotel no salen del mismo, algunos actores se han manifestado por restringir o regular el modelo del All inclusive. En lo personal me parece que en una economía de mercado no sería posible y sería un error para quien lo quiera impulsar. Lo cierto es que estos turistas casi no salen. Casualmente lo propios hoteleros serían los más interesados en que salgan para que dejen de consumir en sus instalaciones y les cueste menos.
Por otro lado, encontramos este otro tipo de hoteles que en el equipo de trabajo le denominamos “All is available” (todo disponible) y que enfocado a un estrato alto (o muy alto) de la población, en donde se cobra con un plan americano o europeo (habitación con o sin desayuno incluido) y todo lo demás lo cobran aparte. Pero todo está disponible para que el turista lo consuma ahí adentro y no haya necesidad de salir del hotel.
Estos dos modelos conviven en destinos con una gran oferta hotelera y pocas actividades fuera de los hoteles. La gran pregunta para estos turistas es si no salen por que no hay nada para hacer afuera o no salen por que no les interesa salir. La gran paradoja de estos dos modelos de la hotelería es que secuestran al turista de alguna manera. El primero, el All Inclusive, los secuestra desde antes de que lleguen, ya que como son sensibles al precio, les ofrece solucionar todas sus vacaciones dentro de las propias instalaciones; el segundo, los secuestra ofreciéndoles todo lo que necesitan adentro de su hotel, pero cobrándoles por todo, sabiendo que no son turistas sensibles al precio o que tomen sus decisiones con base al dinero.
Repito que ambos casos son respuestas de la hotelería (no me animo a asegurar que de la hotelería en México solamente, sino me parece que es un fenómeno más allá de nuestras fronteras) para satisfacer necesidades de diferentes tipos de turistas. Me parece que la complicidad la tiene la falta de actividades en los destinos turísticos y para esto habría que impulsar el desarrollo de productos en donde me parece seguimos teniendo un gran potencial de crecimiento.
En fin, secuestro o no, sigo cuestionando el tipo de turismo que recibimos y que no se interesan por nuestra cultura, gastronomía, naturaleza y toda la historia que comprende a nuestro rico país.